Sagittarius Season 2025: Apología del Maestro

disposición celestial

el sol entró en Sagitario aspectado en trígono con su regente, Júpiter, en Cáncer;

y en trígono con Neptuno y Saturno, en Piscis.

entró, en conjunción a un Mercurio recién devuelto a Escorpio

y en oposición a un Urano recién devuelto a Tauro.

Todos en retrogradación.

Todos andando pa’trás.

O, por lo menos, eso parecía.


introduciendo banda sonora para el artículo,

en segunda instancia.

deléitese el oído mientras lee,

si le piace.

sensei, inúndanos

de agua; de agua; de agua

con lo añejo y vintage y retro y

que arda la nostalgia;

nuestra ¡oh! amada nostalgia

de aquello legendario que una vez fuimos

y que, ahora, parece mito.

Con el puro aire que respiramos al

saltar y correr sin más propósito que

saltar y correr,

y reírnos |solo| porque podíamos,

cuando la tierra estaba cubierta de bosques

donde vivían los espíritus de los dioses;

cuando no había consciencia

sobre nuestra creencia, porque creíamos

en todo. Sabíamos

todo:

que el amor mueve montañas y cruza

ríos y lagos y mares y océanos;

que la epicidad la construye el drama, así

que sin drama no hay trama:

ni para films ni para melodías

ni para historias reales, que no ficticias:

las verdaderas; honestas; humanas; auténticas,

son las románticas;

no apagadas ni muertas

porque la vida dejó de quemarnos

con el pum pum, pum pum

de cada corazón, aún vivo.

Sin impacto emocional,

no hay mágica experiencia reveladora. Sabíamos

que no es lo mismo levitar que volar

y aprendimos de sus peligros;

y aunque ya adorábamos la dulce

brisa que acariciaba nuestra piel,

siempre fueron Tormenta, Trueno y Rayo

quienes despiertan vitalidad, en todo ser

humano intrépido.

Y que el secreto

menos contado dice que

Peter nunca abandonó; Nunca Jamás

siempre se quedó

escondido en lo más profundo

de nuestro mundo.


4 de diciembre de 2025 – Luna llena en Géminis

Y, ahora, nos toca a nosotros abandonar ese pesado hacer un drama del drama, en pos de volver a vivirlo por lo que es y no lo que nos contaron: y que lo que es, es el aprendizaje expresado en la más bella forma de todas y bautizada como emoción; profunda e intensa; transformadora y desveladora.

Y darle, a la mente, el espacio para respirarlo; entenderlo; compartirlo, sin imponerlo: el cuento jamás contado, con antelación.

Porque, ahora, el regente de esta razonable luna, Mercurio, abandonó la retrogradación.



Si, por ser asiático, Miyazaki ya tiene ese concepto () anclado en sus raíces culturales, añádanle el factor ‘este hombre es capricorniano‘: el tiempo es valor imprescindible -en sus creaciones-. Y que también tiene eso de las leyendas epopéyicas, en todas ellas, pero nunca abandona los tempos necesarios para integrar a consciencia cada evento; palabra; sonido acontecido; y, con ello, tampoco la profundidad emocional que debe acompañarlas: así, conservar el titular de ARTE y sin caer en la banalidad del entretenimiento.

Studio Ghibli, su tablero de juegos (y, podríamos añadir, el Disney oriental), es Millennial geminiano con Mercurio canceriano.

Cuántas veces habré deseado desaparecer aquí y aparecerme allí: en medio de ese arropadoramente épico mundo del maestro Miyazaki; del Peter que nunca mató su Neverland, para -así- recordarnos a todos que la magia se crea; se practica, día a día; se trae desde allí hasta aquí.

La valentía es un juego de niños practicado por adultos; ese es el folklore de su mundo:



…siempre anduve en busca dEl maestro;

y encontré algunos, por el camino: maestros que se hacían llamar maestros y otros que no creo, siquiera hoy en día, que sean conscientes de que lo fueron; maestros que me enseñaron a consciencia y otros que, simplemente, se extendían ante mi admirativa mirada; maestros a quienes dí las gracias y, otros, a quienes eché de mi vida -a patadas-.

Estuvo bien; aprendí. Pero es otro, el maestro del que hablo:

Tú, que estarás preparado cuando llegue tu aprendiz: te construirás en la sombra, mientras no te necesite; cultivarás tus dones, para cuando llegue el día. No antes; no después. De nada sirve correr a toda prisa para apresurar la vida: porque no es más grande el maestro que antes llega a su destino sino el que valora cada momento; cada instante; cada roca, flor, árbol, pájaro, río, viento, nube, lluvia, atardecer que acontece en su camino y extrae, de ello; de cada minúsculo detalle, su dichosa fuente de sabiduría.

Tú, que sabes lo que sabes y lo que no y que, para lograr saber lo que no sabes, sabes que necesitas saber cómo escuchar y observar; inspirar y degustar; percibir y digerir, antes de hablar. Humildad; le llaman humildad: no porque te postres a los pies de tu aprendiz sino porque eres consciente de que poder y servicio son causa y consecuencia, uno del otro, cual relación de igualdad entre opuestos. Opuestos aparentes, quizá; desvirtuándose cuanto más alejados, por la absurdez de su existencia.

Como el agujero hecho a la medida del clavo;

como el oído y el sonido.

Tú, que eres consciente; que ves con esplendorosa claridad la interdependencia entre maestro y aprendiz: no como personas, porque sabes que la autodeterminación es valor fundamental, sino como roles; como arquetipos.

Tú, que sabes que donde hay fanatismo no hay compromiso real.

Sabes que la idolatría te convertirá en religión y a tu aprendiz en súbdito, así que el aprendiz se perderá en seguir los pasos del maestro y no los del aprendiz; se comprometerá con el maestro y no con el aprendiz y se desvirtuará, así, su propósito de vida: el de ambos.

Tú, que confías en tu aprendiz: no porque sabes que cumplirá con sus deberes impuestos sino con sus anhelos más sentidos.

Porque maestro y aprendiz son distintos.

Siempre lo fueron;

siempre lo serán.

Y que, por ello, sabes que tus herramientas son útiles para ti y que, al entregárselas al aprendiz, cambiarán de forma si es que decide recogerlas, a voluntad; porque, pese a ser un igual, no puede un ser distinto actuar como un clon:

porque igualdad y clonaje nunca significaron lo mismo;

nunca lo significarán.



Y largo tiempo hemos andado, enfadados con nuestro primer maestro, ¿verdad? Peter, Peter, Peter

por abandonarnos,

pero la verdad es que fue el adulto que floreció, en nosotros, quién le echó a patadas de su hogar; quien abortó misión, junto con su intrepidez,

y Peter quien sigue esperando, con luz encendida, a que se atreva a aterrizarle con la audacia que le enseñó, para convertir Nunca Jamás en un Para Siempre.

Quien debió cumplir su promesa siempre fuimos nosotros, y gracias a la madurez que nos regala la adultez, así que: dime, Wendy, ¿cómo vas a encontrar tu forma de cumplir tus más intrépidos anhelos?





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